Un padrastro no pudo contener sus lágrimas de alegría cuando su hijastra le pidió que la acompañara al altar el día de su boda junto a su padre biológico.
Mily Fernandez-Gittens, de Orlando, Florida, tiene una gran relación con su papá biológico, pero debido a la dinámica familiar, se considera afortunada de tener dos papás.
Mily, de 38 años, se mudó a Florida desde Venezuela hace 15 años, y en los años que siguieron, su mamá, Mirian Gittens, la visitaba con frecuencia y asistía a la misa en una iglesia local.
Fue allí donde Mirian conoció al padrastro de Mily, Jaime Silva, de 66 años, originario de Puerto Rico y que ahora también vive en Florida.
Jaime y Mirian empezaron a salir a distancia antes de casarse en 2017, cuando Mirian se mudó a Estados Unidos.
Con el paso de los años, Jaime se comprometió a cuidar de Mily y sus hermanas, e incluso asumió el rol de abuelito para los dos sobrinos de Mily, tratando a toda la familia como si fueran su propia sangre.
Mily dijo que comenzó a sentir que no tiene un papá biológico y un padrastro, sino simplemente “dos papás”.
Entonces, antes de su boda, decidió que le gustaría que Jaime también la acompañara al altar junto a su papá biológico, Fernando Fernández, de 64 años, quien estuvo contento con la decisión.
Así que el 16 de junio, en Orlando, Mily le entregó a Jaime una cajita de regalo que contenía un mensaje cariñoso dentro, preguntándole si le haría el honor de llevarla al altar junto a Fernando.
Tan pronto como Jaime se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, se emocionó mucho y derramó lágrimas mientras su hijastra lo abrazaba.
Mily nos dijo: “Fue muy emotivo y conmovedor; nunca lo había visto llorar tanto de felicidad.
“Se derramaron lágrimas y se sintió mucho amor, y todo lo que quería era hacer que se sintiera tan importante y especial como él me ha hecho sentir todos estos años.
“Desde que llegó a nuestras vidas, ha cuidado de mí y de mi hermana como si fuéramos sus propias hijas; es el mejor abuelo para mis dos sobrinos y el mejor yerno para mis abuelos, que también viven aquí; los trasladó con él y mi mamá para cuidarlos.
“Jaime, o ‘Grampa Jimpy’ como lo llaman los niños, ha sido una bendición para nuestras vidas, y estamos muy orgullosos de él y lo amamos muchísimo.
“Mi papá biológico ha sido un gran padre para mí y mis hermanos durante toda nuestra vida, y Jaime ha asumido el rol de ser un padre para mí desde que empezó a salir con mi mamá.
“Por eso quería que él y mi papá ambos me acompañaran al altar en mi gran día, porque no estaría donde estoy hoy sin ellos dos.”